Primer amor

  Recomendada para misántropos y misántropas, y para todos aquellos que odian a la humanidad y a sí mismos en algunas ocasiones


El Teatro Valle- Inclán del Centro Dramático Nacional acoge estos días la representación de la versión de José Sanchis Sinisterra sobre ‘Primer amor’, un relato corto que Samuel Beckett escribió en 1946. En forma de monólogo y protagonizada por Pere Arquillué, ‘Primer Amor’ podría resumirse como un sueño, una crítica, una pesadilla y una biografía al mismo tiempo. Este todo y nada es definido como un monólogo “anti-romántico”, pese a que se trata de algo mucho más allá, un cuestionamiento social, espiritual y vital de un personaje extraño y desagradable con el que el público puede llegar a identificarse.

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Dirigida por Miquel Górriz y Àlex Ollé, este ‘Primer amor’ nos presenta a un hombre raro, expulsado de su hogar, que vive al margen de la sociedad y que no cree en el amor. Sus relaciones familiares, personales y sentimentales, de las que habla a lo largo de la hora y diez minutos que dura la representación, son extrañas, ajenas a la vida social reglada y, sin embargo, el espectador se siente identificado con el personaje en muchas ocasiones. A ratos misógino, en general misántropo, a ratos sarcástico, otros desesperanzador. Cuáles son estos puntos comunes y el porqué de la inquietud que generan sus palabras será un ejercicio individual que tiene que llevar a cabo cada uno, ya que el texto y la propuesta tiene múltiples interpretaciones.

Se trata de un montaje que destaca en general por el ambiente que logra crear. La increíble actuación que realiza Arquillué, la espléndida escenografía, el juego de luces y el asfixiante texto se complementan a la perfección para atrapar al público en una perversión onírica, o quizá mortal. ¿Está vivo o muerto este protagonista? Sus cambios de humor y de registro son espléndidos y juegan incesantemente con el observador. Podríamos definirlo como una inquietante mezcla de Gollum, el personaje de El Señor de los Anillos, e Ignatius J. Reilly, de La Conjura de los Necios.

El peso de un texto rápido, enrevesado y repetitivo es llevado con fluidez por el actor. La escenografía es también una pieza fundamental. En el centro del escenario está colocado un prisma rectangular que es a la vez un banco, una lápida o un sofá. Sobre él, está ubicada una lámpara con una luz cegadora que sube y baja, accionada por un técnico que está todo el rato en escena. Un juego que ahoga al espectador y al propio protagonista.

‘Primer amor’ puede verse hasta el 25 de marzo en la sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán de Madrid de martes a sábado a las 19:00 horas y el domingo a las 18:00 horas. Si tienen oportunidad, no dejen de acercarse a experimentar de primera mano este inquietante golpe y sacudida espiritual.

MI puntuación 4/5

4estrellas

Estela Cayón

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