He nacido para verte sonreir

Recomendada para cuerdos-locos y locos-cuerdos, padres y madres controladores, y aquellos más pasotas


Hoy se celebra la última función de la reposición de ‘He nacido para verte sonreír’ que está teniendo lugar en el Teatro de la Abadía de Madrid. El texto del argentino Santiago Loza en manos de Pablo Messiez como director no ha parado de cosechar éxitos a lo largo del año pasado. Y es que se trata de una propuesta conmovedora e inspiradora a partes iguales en la que el espectador se mete de lleno y se deja llevar hasta lo más profundo de sus sentimientos.

‘He nacido para verte sonreír’ nos presenta la de historia de una madre, interpretada por Isabel Ordaz, que habla con su hijo, en manos de Fernando Delgado-Hierro, el cual vive aislado por una enfermedad mental que le mantiene al margen de todo lo que ocurre a su alrededor. Se trata de las últimas horas en las que ambos van a vivir juntos, y de cómo esperan a que llegue el momento en el que la madre acompañe al hijo a su internamiento en un sanatorio mental.

Las únicas palabras que escuchamos son las de ella en un papel en el que Isabel Ordaz brilla con una fuerza inigualable. Durante hora y media, no para de hablar. Se trata de un monólogo intenso y profundo a través del cual trata de explicar y explicarse el camino que le ha llevado a tomar la decisión de llevar a su hijo fuera de su casa, sus dudas e inquietudes, y sus miedos. También nos muestra cómo esa madre intenta captar la atención de un hijo que se ha desconectado del mundo que le rodea, y la frustración que eso le produce.

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Vemos por momentos a una madre desquiciada y superada por los acontecimientos. Quizá algo desorientada por esa situación que le ha tocado vivir, o quizá motivadora de ese ambiente en el que se mueve un hogar a la deriva. En cualquier caso, la palabra dicha se presenta como una especie de desahogo, aun más marcada su función al contraponerse con el silencio absoluto del hijo. Sin alzar la voz en ningún momento, Fernando Delgado-Hierro deleita asimismo al público con una interpretación magnífica, llena de matices.

Sin duda, ambos realizan una labor actoral inmensa que transmite toda la tristeza y angustia posibles, sin caer en el dramatismo. Se agradece que el montaje no caiga en la búsqueda de la lágrima fácil, algo que podría haberse dado fácilmente, y que ayude al espectador en el camino de la reflexión profunda.

Interesante escenografía la de Elisa Sanz, que exhibe una cocina hiperrealista rodeada de montones de ramas que emulan el nido del hogar, la protección y aislamiento que puede suponer la familia. La iluminación de Pilar Parra también es muy acertada y va modulándose con los estados de ánimo de los protagonistas. Y el sonido de Nicolás Rodríguez muy apropiado tanto en las músicas que van apareciendo como en los sonidos ambientes que refuerzan ese realismo.

En definitiva, una historia sobre el amor maternal, sobre los vínculos afectivos y sus más inquietantes consecuencias, sobre la locura y la cordura, así como sus límites, y sobre el modo en el que afrontar las situaciones más complicadas de la vida. Una excelente propuesta para esta tarde de domingo. Todavía quedan entradas para su último día en Madrid.

Mi puntuación 4/5

4estrellas

Estela Cayón

El Público

Recomendada para mentes inquietas, transgresoras y libres


Federico García Lorca dijo de su obra “El Público” que quizá era irrepresentable en el momento en el que la creó y que sería un exitazo tras diez o veinte años. Han pasado más de 85 desde entonces y, a juzgar por las caras de algunos de los asistentes a la representación que tiene lugar estos días en el Teatro de La Abadía de Madrid, quizá aún sigue siendo incomprensible para algunos y un escándalo para las mentes más obtusas.

La versión dirigida por Álex Rigola, que cosechó grandes éxitos el año pasado, ha vuelto a la sugerente sala San Juan de la Cruz del teatro madrileño y la ha transformado. Las poderosas metáforas, imágenes e ideas creadas por Lorca lo invaden todo, desde el vestíbulo a las butacas, e intentan asaltar la mente de los espectadores.

Este texto complejo que es un canto a la verdad y la autenticidad está interpretado por 15 actores genialmente coordinados que mutan de unos personajes a otros y que pasan por diferentes registros durante las distintas partes de la obra. Todos ellos están espléndidos. Nao Albet, Jesús Barranco, David Boceta, Juan Codina, Rubén Eguia, Oscar de la Fuente, Laia Durán, Irene Escolar, María Ernanza, Alejandro Jato, Jaime Lorente, David Luque, Nacho Vera, Guillermo Weickert y José Luis Torrijo forman un engranaje perfecto. Hacen de lo confuso una virtud y toman de la mano al espectador para que se deje llevar por la inspiración y la más absoluta libertad, tanto a la hora de interpretar el sentido de la obra como de las tramas y del motor que mueve a cada personaje. Resultan creíbles, humanos. Podrían ser cualquiera de nosotros y ninguno a la vez. Se trata de un viaje directo al mundo personalísimo de su autor en el que nos encontramos con interpretaciones surrealistas y freudianas de los deseos, con diferentes alter egos del poeta y dramaturgo granadino y con sus honestas dudas profesionales y personales.

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La cuidada escenografía destaca por su versatilidad y estridencia, resultando tan conmovedora como los cambios de registro y ritmos. La tierra sobre la que caminan los actores y que dificultan sus movimientos, la ropa o su ausencia, la música en directo, la danza de algunos personajes y la luz, todo es destacable en un montaje diferente y trasgresor.

“El Público”, que podrá verse en La Abadía hasta el 18 de diciembre, es un canto por la libertad, por romper con las máscaras que encontramos en todos los rincones de nuestra sociedad, por la felicidad y contra la tradición que ahoga el goce y la satisfacción de nuestros deseos. Durante la hora y veinte que dura la obra, se pasa del cuestionamiento de las imposiciones sociales a la reflexión sobre la misión y la verdad del teatro. Nada se resuelve. La interpretación es libre, tan libre como las personas y los pensamientos.

Mi puntuación 4/5

4estrellas

Estela Cayón