Una habitación propia

Recomendada para todos aquellos y aquellas que enarbolan frases tan molestas como “yo no soy feminista ni machista”, “a mi las que no me gustan son las feminazis” o “el acoso callejero son simples piropos”. Por algún lado hay que empezar.


La versión teatral de ‘Una habitación propia’ de Virginia Woolf que ha realizado María Ruiz es todo un acierto. Tras pasar por el Teatro Pavón Kamikaze y por El Español, durante las últimas semanas pudimos disfrutarla en el Teatro Galileo, al cual volverá en junio tras su incontestable éxito. El texto, que dispone de absoluta vigencia, y la interpretación de Clara Sanchís en la piel y la voz de Woolf, han conectado tanto con el público que no han dejado de llenar la sala durante sus representaciones. Es probable que también se vislumbre una época en la que mucha más gente abrace el feminismo con seguridad y alegría, y que ese pueda ser el motivo por el que esta y otras manifestaciones culturales que reflexionan al respecto se estén ganando muchos adeptos.

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‘Una habitación propia’ es el ensayo que Virginia Woolf escribió en 1929 en forma de discurso ante una supuesta audiencia que observa la evolución del pensamiento de la escritora, sus fabulaciones y devenires ante el encargo de que realice un análisis sobre el tema: Las mujeres y la literatura. La adaptación de María Ruiz conserva toda la esencia del texto, quienes lo hayan leído van identificando todas sus partes de manera literal, dotándole de la fuerza de la palabra dicha, que sin duda perfecciona su capacidad motivadora. De esto último, es Sanchís la gran responsable. La actriz, en la piel de la escritora, realiza un trabajo interpretativo magnífico, con un texto nada fácil que consigue hacer suyo. También sus gestos y movimientos acompañan excelentemente el devenir de la historia. Así como los momentos en los que toca el piano, que sirven como pequeñas pausas que condensan las emociones de la protagonista.

Desde la ignorancia y desaparición completa del papel de muchas mujeres en el transcurso de la historia, pasando por la negación a que dispongan de su vida y su voluntad bien por falta de recursos que se le niegan o por la reducción de su papel vital, hasta los machismos cotidianos a los que hoy todavía nos enfrentamos, observamos este montaje como un revulsivo que apunta hacia el público y lo hace levantarse de sus butacas. Para aplaudir a la actriz por su buen trabajo, sí, pero también para mostrar que son muchas y muchos los que están trabajando en un cambio que esperemos se logre no demasiado tarde.

«Es extraño: la historia de la oposición masculina a la emancipación de las mujeres quizá sea más reveladora que la propia historia de la emancipación». Virginia Woolf

Mi puntuación 4/5

4estrellas

Estela Cayón

 

Eterno Creón (La Tebaida)

Recomendada para intensos, para modernos a los que les gusta fardar de ver «propuestas arriesgadas» y para aspirantes a políticos


Featured imageLa ambición por ostentar el poder es el tema principal de esta obra que nos muestra cómo a lo largo del tiempo las miserias humanas no han cambiado mucho. La lucha por llegar a una posición de supremacía frente a los demás, el odio ante cualquiera que se presente como obstáculo en la carrera personal o profesional de una persona o el uso de cualquier método para conseguir nuestro propio fin han sido, son y serán actitudes comunes entre aquellas personas que ostentan el poder o que aspiran a él.

De eso trata Eterno Creón, la versión que Manuel De hace de «La Tebaida» de Jean Racine, un texto sobre la lucha por el reinado de la ciudad de Tebas entre Polinice y Etéocles, dos hermanos a quien su padre Edipo, tras morir, deja en herencia un trono que no están dispuestos a compartir. Una ambición por el ostentar el poder que tiene mucho que ver con el presente y se complementa con imágenes y evocaciones a la realidad más actual, al bipartidismo y los líderes mundiales dFeatured imagee nuestro tiempo, y que reflexiona acerca de quiénes son los que ostentan el poder real en las actuales democracias. Desgarradoras interpretaciones, especialmente de Carmen Mayordomo como Yocasta, la madre de los dos hermanos, una puesta en escena envolvente y onírica, junto con un turbador juego de luces y un vídeo que nos cuestiona permanentemente, hacen de este montaje una propuesta muy interesante con la que acercarse a esta obra representada por primera vez en España.

Porque cómo Creon nos repite en varias ocasiones en los diversos momentos en los que se interpela directamente al público que entra a formar parte de la representación, «reinar no es ocupar el más alto cargo, reinar es dominar a quien gobierna».

Mi puntuación 4/5

4estrellas

Estela Cayón