Cronología de las bestias

Recomendada para mentirosos y encrubridores, y para aquellos que los sufren


Todas las señales parecían buenas. Una de las obras de la temporada, decían muchos. Reconocidos y solventes actores, texto y dirección de una reconocida promesa, un tema potente y una gran campaña de marketing. Los elementos estaban dispuestos para que el talente del publico fuera totalmente favorable hacia ‘Cronología de las bestias’, la obra que actualmente se encuentra en cartel en el Teatro Español en Madrid.

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Entonces, ¿qué ha podido fallar? ¿por qué el público sale totalmente decepcionado de la sala? Las respuestas son múltiples y variadas, e iremos desgranándolas a continuación. ‘Cronología de las bestias’, escrita y dirigida por el argentino Lautaro Perotti -actor, director y dramaturgo aclamado por su labor interpretativa en Tebas Land-, cuenta la historia de una familia cuyo hijo ha desaparecido hace 11 años. Tras este tiempo, todos se enfrentan al rencuentro con el desaparecido, lo que tambalea los cimientos del núcleo familiar y saca a la luz mentiras y problemas pasados. A medio camino entre el análisis de los lazos familiares y también de los secretos y mezquindades que se encuentran en el seno de cada hogar, el público se pierde en una historia cuyo motor puede ser bien interesante, pero que no se encuentra afianzada en un núcleo solvente. Con un tono de thriller y toques de humor, solo resisten la primera y la última parte de este montaje a la prueba de fuego de la puesta en escena.

Las interpretaciones no están mal. Sin duda, Carmen Machi y Pilar Castro, que se ponen en la piel de dos hermanas, son las reinas de las escenas. No es el mejor papel de Machi, pero lo salva con sus sobradas tablas, y Castro desarrolla un personaje con una gran evolución a lo largo de la historia que resulta muy atractivo. Santi Marín (el primo), Patrick Criado (el hijo), y Jorge Kent (el cura) flojean durante la hora y quince minuntos de representación e incluso, en el caso del cura, ni siquiera se entiende por qué aparece en escena, qué aporta ni cómo ha llegado a ser tan prescindible.

La escenografía no sabemos si está mal planteada en sí misma o si su uso no es el adecuado. Es atractiva y bonita. La casa que representa transmite muy bien el aislamiento en el que viven las personas que deciden desarrollar sus vidas en grandes viviendas en el campo. Y también sugiere el gran número de secretos inconfesables que tanto la familia como el hogar esconden. Sin embargo, genera también gran confusión a la ya enmarañada historia. Y el sonido, con ínfulas de suspense, resulta a ratos incluso cómico, desde luego desconcertante y no para bien. El vestuario es quizá uno de los puntos más fuertes, junto a la estructura en flashbacks que intentar aportar interés y enigma a una historia totalmente predecible.

Cronología de las bestias podría resumirse como una buena idea que no ha sido desarrollada con solvencia dramatúrgica y que para disimular esta carencia está enmarañada con múltiples elementos que en lugar de conseguir reflotar la obra completan su hundimiento. Estaremos atentas a nuevas propuestas de Perotti, un tropiezo lo tiene cualquiera.

Mi puntuación 2/5

2estrellas

Estela Cayón

Una habitación propia

Recomendada para todos aquellos y aquellas que enarbolan frases tan molestas como “yo no soy feminista ni machista”, “a mi las que no me gustan son las feminazis” o “el acoso callejero son simples piropos”. Por algún lado hay que empezar.


La versión teatral de ‘Una habitación propia’ de Virginia Woolf que ha realizado María Ruiz es todo un acierto. Tras pasar por el Teatro Pavón Kamikaze y por El Español, durante las últimas semanas pudimos disfrutarla en el Teatro Galileo, al cual volverá en junio tras su incontestable éxito. El texto, que dispone de absoluta vigencia, y la interpretación de Clara Sanchís en la piel y la voz de Woolf, han conectado tanto con el público que no han dejado de llenar la sala durante sus representaciones. Es probable que también se vislumbre una época en la que mucha más gente abrace el feminismo con seguridad y alegría, y que ese pueda ser el motivo por el que esta y otras manifestaciones culturales que reflexionan al respecto se estén ganando muchos adeptos.

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‘Una habitación propia’ es el ensayo que Virginia Woolf escribió en 1929 en forma de discurso ante una supuesta audiencia que observa la evolución del pensamiento de la escritora, sus fabulaciones y devenires ante el encargo de que realice un análisis sobre el tema: Las mujeres y la literatura. La adaptación de María Ruiz conserva toda la esencia del texto, quienes lo hayan leído van identificando todas sus partes de manera literal, dotándole de la fuerza de la palabra dicha, que sin duda perfecciona su capacidad motivadora. De esto último, es Sanchís la gran responsable. La actriz, en la piel de la escritora, realiza un trabajo interpretativo magnífico, con un texto nada fácil que consigue hacer suyo. También sus gestos y movimientos acompañan excelentemente el devenir de la historia. Así como los momentos en los que toca el piano, que sirven como pequeñas pausas que condensan las emociones de la protagonista.

Desde la ignorancia y desaparición completa del papel de muchas mujeres en el transcurso de la historia, pasando por la negación a que dispongan de su vida y su voluntad bien por falta de recursos que se le niegan o por la reducción de su papel vital, hasta los machismos cotidianos a los que hoy todavía nos enfrentamos, observamos este montaje como un revulsivo que apunta hacia el público y lo hace levantarse de sus butacas. Para aplaudir a la actriz por su buen trabajo, sí, pero también para mostrar que son muchas y muchos los que están trabajando en un cambio que esperemos se logre no demasiado tarde.

«Es extraño: la historia de la oposición masculina a la emancipación de las mujeres quizá sea más reveladora que la propia historia de la emancipación». Virginia Woolf

Mi puntuación 4/5

4estrellas

Estela Cayón

 

Troyanas

Recomendada para amantes de los clásicos que sepan disfrutar de una buena adaptación contemporánea


Las guerras son terribles, pero quizá hay un momento aun más o tan duro como estas, la posguerra. La vida tras la declaración del fin. En ese instante, los ciudadanos se dividen en vencedores y vencidos, teniendo los primeros privilegios y potestad sobre los segundos, incluyendo sus vidas, sus cuerpos y sus voluntades. Esto ha sido así siempre, desde la guerra de Troya e incluso desde antes, y llega hasta nuestros días, hasta las calles de ciudades como Alepo. De todo esto nos habla ‘Troyanas’, el montaje dirigido por Carme Portacelli sobre la versión de Alberto Conejero de ‘Las Troyanas’ de Eurípides.

Tras la caída de la ciudad, las mujeres troyanas esperan a que los griegos lleguen y les comuniquen su destino. La reina Hécuba, interpretada magistralmente por Aitana Sánchez Gijón, pasará a ser esclava de Ulises, Casandra (Miriam Iscla) será para Agamenon, Políxena (Alba Flores), sacrificada en la tumba de Aquiles, y el futuro del resto de personajes no correrá mejor suerte. Las mujeres siempre forman parte del botín y de la venganza contra el enemigo. Esta obra nos habla de su sufrimiento, de su visión y del instinto de supervivencia. También del honor y de la venganza. Los personajes no solo están tristes, sino también rabiosos.

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La escenografía de Paco Azorín impresiona nada más entrar a la sala. Una gran T caída y montones de cuerpos sin vida repartidos por el escenario. La guerra es muerte y destrucción. Acompañan en determinados momentos vídeos de guerras contemporáneas, de ciudades destrozadas de la más reciente actualidad. Y el texto nos recuerda la realidad de los migrantes que vemos cada día en el telediario intentando alejarse de sus países en conflicto. Tampoco se olvida de la pesadumbre de los vencedores que se ven “obligados” a renunciar a su humanidad, como Taltibio, interpretado por Nacho Fresneda, quien va comunicando a las mujeres el futuro que les espera; ni de la corresponsabilidad de los meros espectadores, todos nosotros, que conscientes de todas las atrocidades y penurias seguimos con nuestra vida mirando para otro lado.

La guerra y sus consecuencias es algo tan antiguo como actual, y esta obra refleja claramente este espíritu. Mención especial merece la interpretación de Alba Flores, su voz, sus movimientos coreográficos y sus canciones, sin menospreciar a Aitana Sánchez Gijón que nos tiene acostumbrados a tanta excelencia que ya se da por hecho.

Tras su estreno este verano en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, ‘Troyanas’ puede verse en el Teatro Español de Madrid hasta el 17 de diciembre y seguirá de gira por diversas ciudades españolas en los próximos meses. Uno de los montajes de la temporada, sin duda.

Mi puntuación 3/5

3estrellas

Estela Cayón

Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano

Recomendada para los defensores de la democracia pero, sobre todo, para sus detractores, a ver si aprenden algo


El concepto de ciudadanía ha cambiado a lo largo del tiempo. En época de Sócrates, ciudadanos no eran todos. No eran ciudadanos ni los esclavos, ni las mujeres, ni los metecos. Y la propia ciudadanía y la democracia podían resultar sistemas injustos e influenciables. Vamos, como hoy en día.

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Medea

Recomendada si te gusta (mucho) Ana Belén, tragedias muy turbias o el teatro clásico en su más pura esencia.


Ayer fuimos a ver Medea en el Teatro Español con Ana Belén como protagonista absoluta y dirigida por el maestro José Carlos Plaza.

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Era la última función y parecía que todos los actores eran conscientes y echaron el resto en esta función.

Medea es una obra clásica de la mitología griega.

Pese a la locura que parece que reina en su mente, asesinando a Glauce y a sus propios hijos, se puede entrever en ella el despecho, el desprecio y la sed de venganza.

Esta versión de la obra escrita por Vicente Molina Foix se detiene bastante en explicar todas las circunstancias que llevan a Medea a cometer semejante atrocidad. Nos presentan a un Jasón distante, a un Creonte que da grima y a una Glauce mas ñoña que las princesas Disney.

Toda la primera parte donde nos cuentan el enamoramiento de Jason y Medea, la búsqueda del Vellocino de Oro por parte de Jasón, o el viaje en la nave Argos se nos hace un poco largo (1 hora de obra) pero al llegar a la parte en tiempo presente el cuerpo se tensa sabiendo lo que va a pasar.

Entre todos los actores tenemos a la maravillosa Consuelo Trujillo interpretando a la nodriza con un sinfín de matices. A veces es tierna y a veces dura con Medea. A veces alcahueta a veces discreta. Todo ello interpretado con un mimo y un cariño que, para mí,
es el sobresaliente de la obra (sin desmerecer a Ana Belén por supuesto).

Jasón también está muy bien logrado gracias al actor Adolfo Fernández, y hago mención especial a los hijos de Medea, interpretados soberbiamente por dos niños magníficos que saben estar encima de un escenario y saben morir mejor que muchos adultos.

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Como nota friki de la noche, compartimos la función con invitados deluxe como Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa o Verónica Forqué y su hija. Todo un lujo…

Mi puntuación 4/5

4estrellas

Esther C.G.

Cuando deje de llover

Recomendada para aquellos que tienen grandes traumas familiares, para los que disfrutan con la belleza de las cosas y para los que, como yo, necesitan regularmente su buena dosis de drama


Hace unos días fuimos a las Naves del Español en el Matadero de Madrid a disfrutar de la premiada obra Cuando deje de llover. Las expectativas eran muy altas por las maravillosas críticas y los premios recibidos y, pese a que la mayor parte de las veces que uno tiene grandes perspectivas acaba decepcionado, podemos decir que salimos de la función encantadas, extasiadas, marcadas por la crudeza de la realidad que transmite y fascinadas por las geniales interpretaciones de todos los actores de la obra.

Cuando deje de llover volvió al Matadero tras recibir 3 Premios Max a ldeje_llover_escena_04a mejor dirección de escena (Julián Fuentes Reta), mejor actriz protagonista (Susi Sánchez) y mejor espectáculo de teatro, además de los premios de la Unión de Actores a la mejor actriz y actor secundarios (Consuelo Trujillo y Jorge Muriel) y mejor actor de reparto (Susi Sánchez y Felipe García Vélez). La obra trata la historia de una familia a lo largo de varias generaciones desde 1959 a 2039, de Reino Unido a Australia, con historias interconectadas a lo largo del tiempo. Recuerda a ratos a Cien Años de Soledad de García Márquez y a las historias familiares cargadas de realismo mágico. Y, sino, ¿por qué iban a llover peces?

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